Eternidades XXIX
Mi cuerpo se me pierde, vivo, en mi alma, igual
que el rayo del sol último
en el rayo primero de luna.
—Creo que puedo ver dónde termina,
dueña de sí,
mi luz de oro,
y la sigo, contento, por la senda pura…
Más, cuando creo aún que voy con ella,
ella se me ha hecho ya plata de luz…—
Alma, ¿hasta dónde
llegarás, muerto yo?
¿Dónde te perderás en lo que venga a ti
—de dónde?—.
Eternidades CXXV
Yo no soy yo
soy éste
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
Juan Ramón Jiménez
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