Nasrudín sufría un terrible dolor de muelas, pero estaba demasiado asustado para ir al barbero a que se la arrancara.
«¡Por Alá, qué infección! Si tu muela estuviese en mi boca, haría que me la quitaran ya mismo».
Y Nasrudín le contestó: «Y yo también, por supuesto».
Créditos de las imágenes: MyUpchar
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