Dijo Cicerón en cierta ocasión:
—En toda la historia de Roma hemos tenido sólo un cónsul tan preocupado por el bien público, que nunca durmió durante el tiempo de su consulado.
Le preguntaban quién había sido ese cónsul. Y Cicerón dio el nombre:
—Caninio Resizio.
Era el nombre de un ciudadano romano que había sido nombrado cónsul una mañana y destituido de su cargo la tarde del mismo día.
Créditos de las imágenes: Artistosteles
«Cuando somos capaces de conocernos a nosotros mismos, rara vez nos equivocamos sobre nuestro destino»…
Es curioso y reconfortante comprobar cómo, a pesar de pequeñas diferencias superficiales, todas las creencias…
Voy a dejar de lado, muy respetuosamente, las definiciones platónicas de individuo, sociedad y estado…
Cierto día, el filósofo Demócrito, al no saber cómo consolar al Gran Darío por la…
El hielo es agua congelada que, en sentido general nos transmite –de manera casi obvia–…
Acceso a revistas digitales de descarga gratuita, promocionadas por la Organización Nueva Acrópolis en Costa…